lunes, 23 de noviembre de 2009

ciencia y ficción. ficción con ciencia.

por hemilse pereiro

Un taller destinado a estudiantes avanzados o profesionales en ejercicio que lleven a cabo tareas de investigación científica, preferentemente en las áreas de biología, biología molecular, medicina o veterinaria.

El taller se propondría como un espacio que permita el despliegue de conceptos y materiales propios de esta tarea investigadora en un trabajo lúdico e imaginativo.

La metodología de trabajo consideraría para cada encuentro lecturas de diversos textos literarios: de diferentes tipos y géneros discursivos. El análisis de los mismos tendrá el foco puesto en la integración de ambos lenguajes y servirán como base para diferentes consignas de escritura. Así mismo se expondrán brevemente distintas concepciones en torno de la escritura y la lectura.

Los participantes producirían lecturas y textos, leerían sus escritos al resto de los participantes y recibirían devoluciones del resto del grupo.

Las diez reuniones del taller estarían estructuradas en dos momentos: una fase de trabajo grupal en la que se comparten lecturas y se conversa acerca de las lecturas obtenidas; el tallerista aportará información acerca de las particularidades de cada texto. La otra fase es de trabajo individual: resolución de consignas de lectura o escritura que plantean problemas que abordan las cuestiones relacionadas a las diferentes fases de los procesos de composición (aspectos formales y propiedades del lenguaje y de los escritos.)

Se le pedirá a cada uno de los participantes que cuenten con un cuaderno específico para concurrir a los encuentros.

domingo, 22 de noviembre de 2009

taller de relatos de terror

por matías trotta

“Transilvania queda lejos, aunque no tanto…”


Dr. Abraham van Helsing

El objetivo del taller es introducir a los valientes concurrentes al mundo del relato de terror. Abordaremos la lectura, el análisis y la producción de textos, tanto en forma individual como grupal.
El taller, pensado como un espacio de lectura y escritura de relatos de horror, tendrá una duración de 6 (6 6) encuentros que deseamos sean productivos y totalmente escalofriantes.
Pensamos como destinatarios a jóvenes dentro de los vaivenes de los 14 a los 18 años. Sin embargo, no nos rehusamos a proponer el susto a cualquiera que aventure acercarse a nuestro territorio.
Esperamos que este breve viaje tenga como consecuencia, además de uno que otro estremecimiento, la producción de un relato individual y/o grupal.


“La más antigua y poderosa emoción de la humanidad es el miedo.”

H.P. Lovecraft


“A mi modo de ver, la primera de todas las consideraciones debe ser la de un efecto que se pretende causar. (…) yo me digo, ante todo: entre los innumerables efectos o impresiones que es capaz de recibir el corazón, la inteligencia o, hablando en términos más generales, el alma, ¿cuál será el único que yo deba elegir en el caso presente?”

Edgar. A. Poe

El género

Los relatos de terror acompañaron al hombre desde siempre. Sus períodos más prolíficos, están relacionados con cambios importantes en la forma de vida de una sociedad, puesto que todo cambio produce temor a lo desconocido. Por ejemplo, una de las épocas de mayor auge del género fue sin lugar a dudas la segunda parte del siglo XIX, con sus avances científicos y tecnológicos. De esta época datan autores innovadores como E.A. Poe, J. Sheridan Le Fanu y Guy de Maupassant.

En nuestro siglo XXI, cualquiera que se ponga diez minutos frente a la TV se encontrará con que el miedo violenta nuestra vida cotidiana: terroristas, fundamentalistas, guerras, bombas, atentados, robos y homicidios sangrientos, secuestros, etc., etc. Los adolescentes, como grandes consumidores que son, absorben esos miedos y, al igual que los adultos, los naturalizan, pero ¿los problematizan? ¿se preguntan el porqué de esos miedos y lo que pueden llegar a hacer con ellos?, ¿por qué no crear un relato de ficción?

El miedo y el género

El miedo es, tal vez, al igual que el amor y el odio, la más elemental de las emociones humanas. Desde que nacemos, y aún antes, el miedo nos advierte de los peligros inminentes, hace que nuestros sentidos se agudicen, sobre todo la vista, el olfato y el oído; nos acerca a una animalidad, a veces, olvidada.

El miedo nos conecta con temores ancestrales, tales como el miedo a la oscuridad, a los sonidos fuertes, y sobre todo, a lo desconocido. En efecto, y al igual que en nuestros antepasados, cuando sentimos miedo, nuestros cuerpos activan una serie de mecanismos químicos que envían mayor cantidad de sangre a las extremidades superiores e inferiores, para que podamos huir o defendernos. Dice Lovecraft, el maestro del terror, al respecto:

“… la clase más antigua y poderosa de miedo es el temor a lo desconocido.”

Pero el miedo es también una emoción particular, en verdad, de cada ser humano podríamos hacer un catálogo personal de miedos. Y aunque no exista un “miedómetro” que pueda calcular la cantidad ni la calidad del miedo que nos produzca una u otra situación real o ficticia, los peores miedos son aquellos que desconocemos que nos aterrorizan; aquellos miedos ocultos en nuestra psiquis (asegura Freud que lo siniestro tiene que ver con aquello que ocultamos a nosotros mismos y a los demás) que quizás podamos activar, y hacer textos ficcionales con ellos, mediante la lectura y la escritura de nuestros temores y los de otros.


Metodología de trabajo

Las bases fundamentales de los seis encuentros pautados serán la lectura, relectura, escritura y reescritura en forma grupal e individual, y la posterior sociabilización de las producciones resultantes. Como señalamos más arriba, el trabajo final será un relato de terror escrito en forma individual o grupal.

taller de escritura creativa para adolescentes

por nicolás paolini


este taller está pensado en el marco del sistema de talleres Haceralgo que funciona en la Parroquia San Pedro Armengol de Gerli. Allí acuden chicos de entre trece y diecinueve años y practican desde tae-kwon-do o guitarra hasta electricidad y hip-hop en forma gratuita. No se trata de actividades de corte religioso ni con fines catequísticos sino destinada a que los chicos del barrio estén ocupados, contenidos y esparsidos, complementando el Hogar de Día (para niños) y el tratamiento ambulatorio de adicciones Reintentar.

El objetivo del taller es, por lo tanto, sacar la literatura de la escuela y que nos adueñemos de ella.

¿por qué habría que ir a buscar la literatura a la escuela?

Ya no es una materia que estudiar sino material plástico en nuestras manos,

¿no puede ser material plástico en nuestras manos en la escuela?

un elemento de expresión de todo lo genial que tenemos para decir.

¿por qué tendría que ser genial?

Que los chicos exploren su creatividad perdiéndole el miedo a la palabra escrita, desacralizando un poco esa palabra tan rimbombante y aparatosa de literatura.

sacar la literatura de la escuela y que nos adueñemos de ella, dice más arriba. ¿cómo se arma este problema de rimbombante y aparatosa?

Para eso hemos consultado toda la bibliografía real y virtual a nuestro alcance acerca del ejercicio de escribir y adoptamos el método de las consignas más o menos restrictivas. En la mayoría de los casos la bibliografía nos resultó inspiradora en la creación de consignas originales, en algunos simplemente las readaptamos al caso y en alguno que otro la implementamos fielmente sin permiso ni culpa.

Sí. Pero parte del trabajo era inventarlas en función de un taller. (no armar un taller en la suma de consignas ya existentes)

Preferimos o elaboramos consignas que presentan un texto previo (de ahí el nombre del taller) de modo que la actividad salga del texto. Las consignas de escritura ex nihilo aceitan sugestivamente la imaginación pero no nos sirven en nuestro afán de zambullirnos en la literatura, tomar contacto con el llamado canon literario, no siempre salen de allí en este taller (encuentros dos, cuatro, seis) apropiárnoslo también y entrar en circulación.

El criterio que usamos es el de ir “soltando las muletas”. Esto es, empezamos con un texto del que va a depender mucho el contenido de nuestra escritura, con una consigna bastante restrictiva y acotada y progresamos hacia un texto del que dependemos mucho menos, que es apenas un punto de partida. Es decir que si bien la última consigna es bastante restrictiva (hay que escribir con una sola vocal), su restricción es solo operacional y nada nos marca sobre lo que deba decir el texto.

En los encuentros (de unas dos horas) todos leemos, acatamos la consigna y escribimos. En algunas oportunidades alcanzará el tiempo para leer los resultados inmediatamente y otras la semana siguiente, lo que dependerá de la duración de la consigna y de la cantidad de participantes. Algunas (las que llevan más tiempo y menos presión) están planteadas “para casa” por defecto. ¿qué sería presión en el taller? ¿por qué no estaría en la casa? ¿quién define este tiempo necesario?

Textos con pretextos funciona con las reglas de oro de Grafein, que Mario Tobelem explica en su obra:

1. No estamos aquí para aprender a escribir mejor (lo que sin duda ocurrirá de todos modos), sino simplemente para escribir.

2. Dada una consigna, todos tienen que escribir. Finalizado el trabajo, todos tienen que leer su producción.

3. El texto es incorregible. Las apreciaciones que hagamos de los textos no serán juicios de valor sino expresión de nuestra experiencia ante el texto ajeno, que es como es.

4. El autor no interesa. A la hora de comentar un texto no viene al caso quién lo escribió ni qué quiso expresar. Ya no le pertenece. Escribió lo que escribió y sólo podrá opinar sobre su propio texto como lector, no como su autor.

El taller dura ocho encuentros y medio, unos dos meses. El medio encuentro final será para apreciar nuestra producción y la manera de publicarla (la parroquia tiene un periódico, una página web, una cartelera... y tiene paredes).

Bienvenidos.

taller de escritura para sindicalistas

por gabriel graves

Contra todos los estereotipos se erige la realidad y, lo sabemos, la única verdad es la realidad. La literatura no es algo que se produzca, consuma y crezca sólo en cenáculos de altas casas de estudio. Está en todos lados y, la historia lo prueba, de los lugares menos esperables surgen aportes valiosísimos a la república universal de las letras.

¿Por qué un taller de escritura y por qué para sindicalistas? Un taller, porque la literatura se hace en grupo. Esto no niega la instancia íntima de producción en la que un autor se enfrenta a una hoja, pero trabajar con otros que comparten nuestros intereses mejora los resultados. Aviva las pasiones dormidas, encarrila las desorientadas y modera las exaltadas. ¿Por qué para sindicalistas? Porque el sindicalista es una persona que trabaja con la palabra y busca que la suya sirva como vehículo de la voz de otros. El trabajo del sindicalista es un trabajo de representación. En ese sentido, su trabajo se relaciona con el de la escritura. La capacidad de representar a otro, de entenderlo, darle forma a su mundo y guiarlo a buen puerto es necesaria en las dos actividades. También, porque el sindicalista es a menudo estigmatizado como una persona de pocas luces y ventajista. No negamos que esto exista, pero no podemos dejarnos llevar por la idea de que todo es igual. La existencia de una instancia sindical es indispensable para la lucha por los derechos laborales. Cambiar un estereotipo es complicado pero consideramos que una forma válida de hacerlo es salirse de los encasillamientos. Si un sindicato reclama para sí un espacio de creación literaria, está luchando contra un estereotipo que se tiene de los trabajadores y sus representantes. Esto es, también, parte de una lucha laboral.

La escritura no deja de ser, también, un trabajo. Hacer y rehacer una página, un párrafo, una frase, es una labor ardua y silenciosa. Pero la verdad es que con ese trabajo la escritura mejora. La instancia de hormiga que implica la escritura es el contrario del estereotipo del genio. Todos pueden escribir. Quien puede escribir un párrafo puede escribir una página y quien escribe una página puede escribir cinco. Y quien puede escribir cinco ya tiene un capítulo de una novela y al escribir diez, veinte veces esas cinco páginas, hay una novela. Y, si no se puede enseñar a escribir magistralmente, al menos se puede enseñar a corregir. Y con eso la escritura mejora, se escribe mejor que antes, se organizan mejor nuestras ideas y sabemos decir mejor aquello que ni sabíamos que queríamos decir porque no sabíamos que teníamos las herramientas para decirlo.

La novela es el género escriturario elegido. En parte porque una novela escrita de a muchos hace a esa solidaridad grupal que implica la labor sindicalista. Si todos están escribiendo una única novela hay que subordinar los lucimientos personales al interés grupal, todos quieren que el de al lado lo haga bien para tener una obra conjunta y mejor, todos tiran para el mismo lado.

La dinámica del taller dependerá de la cantidad de inscriptos, las actividades presentadas están planteadas para un grupo de entre cinco y diez personas, pudiendo existir adaptaciones de las actividades según los presentes. Es deseable, también, que el sindicato pueda proveer los medios para la publicación del escrito final.