jueves, 14 de mayo de 2009

consigna de escritura tres

Escriba un cuento desarrollando la siguiente situación:

Muerte por demostración de jurado

Después de la guerra civil norteamericana, el controvertido político Clement Vallandigham, de Ohio, se transformó en un exitoso abogado que rara vez perdía un caso. En 1871 defendió a Thomas McGehan, acusado de disparar contra un tal Tom Myers durante una disputa en un bar. La defensa de Vallandigham se basaba en que Myers se había disparado a sí mismo al empuñar su pistola cuando estaba arrodillado. Para convencer al jurado, Vallandigham decidió demostrar su teoría. Desafortunadamente, utilizó por error una pistola cargada y terminó disparándose a sí mismo. Con su muerte, Vallandigham demostró la teoría del disparo accidental y consiguió exonerar a su cliente.

enCasos: las 30 muertes más absurdas de la historia” en Radar|, Domingo, 1 de abril de 2007


Los relatos absurdos me aburren.

Cuando inicié mi carrera de abogado todo me parecía pésimo, falso, o mejor dicho, aburrido. Como no era un mal alumno los profesores comenzaron a incentivarme. Nada me hacía cambiar mi opinión, quería dejar mis estudios a toda costa. Recuerdo al decano defendiendo a la justicia , a la ley y a su moral, que seguramente debía andar perdida en algún lugar cercano al olvido. Ellos creían que nosotros éramos estúpidos y que nos convertiríamos en sus títeres. Estupideces.

Entre todos los disparates que escuche en el ambiente, recuerdo una historia que escapaba a lo cotidiano. Se las voy a relatar a ustedes, así la pueden evaluar, Adiós.

Clement Vallándigham era un político que se convirtió en un abogado brillante. Se caracterizaba porque nunca había perdido un caso en su vida. Todo comenzó cuando estaba defendiendo el caso de Thomas, acusado de disparar a Tom Myers durante una altercado en un bar.

Era una noche fría y solitaria. Thomas entró a beber en el salón su nocturno Black Jack. La bella Marie lo había dejado, Se escapó a la soleada California en busca de un furtivo destino escapando de él. —Ya verás, Marie—Refunfuñaba acurrucado en su barra—.

Una noche también fría y solitaria de 1871, Thomas se ubicó en la barra que se ahogaba en el delirio de Marie. Vivaba su nombre en un cántico amargo. Empezó a tambalear hacia la salida como siempre, cuando fue interrumpido por Ton Myers, un forastero que se dirigía a la costa. Se acercó a Thomas—Tal vez encuentres a Marie allí, amigo, tiene grandes pechos—dijo—. Montado en cólera, Thomas desenfundó su pistola e hirió de muerte al extraño.

A la mañana siguiente montó su caballo y fue en busca de su viejo amigo Clement, quien le debía un favor desde hacía mucho tiempo. Thomas fue a cobrárselo con su visita. Aquella noche fue única. Nadie podía imaginar que algo así ocurriera. Era extraño, Clement estaba convencido de que Myers se había matado por accidente, para eso tenia que reconstruir el suceso. Clement era un abogado brillante y todos los miembros del jurado lo sabían. Reconstruyó su teoría. Entró al recinto empuñando una pistola, se arrodilló en el suelo con el arma en la mano. Increíblemente, ésta se disparó justamente por accidente. El error lo había cometido al representar su teoría con el arma cargada. Clement muere en el juicio. Frente al estupor del jurado, la teoría quedó demostrada. Thomas quedó exonerado.


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